Hemos sido testigos de inacciones y excusas

Enfrentamos un gobierno que prometió ser implacable en la lucha contra la corrupción, pero que ha quedado atrapado en su propia red de decepción y complacencia. La corrupción continúa arraigada en todos los niveles, socavando nuestra confianza y perjudicando el progreso de nuestro país.

Bajo el gobierno de AMLO, se nos prometió una transformación radical en la forma en que se manejan los asuntos públicos. Sin embargo, en lugar de una verdadera lucha contra la corrupción, hemos sido testigos de inacciones y excusas, permitiendo que los culpables escapen de la justicia.

La impunidad prevalece y la rendición de cuentas brilla por su ausencia. Los casos de corrupción de alto perfil han sido ignorados o tratados con indiferencia, enviando el mensaje de que los privilegios y conexiones políticas están por encima de la ley. Esto no es justicia, esto es un insulto a todos los ciudadanos honestos que anhelamos un país libre de corrupción.

El nepotismo y el favoritismo siguen siendo moneda corriente en el gobierno. Los cargos públicos y las oportunidades económicas se otorgan a aquellos cercanos al poder, sin importar sus méritos o capacidades. La meritocracia ha sido desplazada por los intereses políticos, dejando atrás a aquellos que realmente podrían hacer una diferencia en nuestra sociedad.

Es momento de exigir una verdadera acción contra la corrupción. Necesitamos una estrategia integral que aborde la raíz del problema y establezca mecanismos eficientes de investigación, sanción y recuperación de activos mal habidos. Los corruptos deben enfrentar consecuencias reales y contundentes, sin excepciones ni privilegios.

Además, es crucial fortalecer las instituciones encargadas de combatir la corrupción, otorgándoles independencia, recursos adecuados y un marco legal sólido. Solo así podrán llevar a cabo su labor de manera efectiva, sin interferencias políticas ni manipulaciones.

La transparencia debe ser una norma en todos los niveles de gobierno. Es necesario implementar mecanismos de control y rendición de cuentas que permitan a los ciudadanos tener acceso a la información pública de manera clara y oportuna. Solo así podremos garantizar que cada peso del erario sea utilizado en beneficio de la sociedad y no en los bolsillos de unos pocos.

Es hora de decir basta a la corrupción que carcome nuestras instituciones y daña nuestro país. Exigimos un gobierno comprometido con la honestidad y la ética, que trabaje incansablemente para erradicar la corrupción en todas sus formas. Solo así podremos construir un México justo, próspero y confiable para las generaciones futuras.